Marla era una niña divertida, soñadora y con una imaginación sin límites. Sus padres y profesores la querían, pero en el colegio no gozaba de mucha popularidad. Su interés por los libros la convertían en la rarita de la clase, y su bondad y empatía con sus compañeros eran interpretadas como señales de debilidad y ñoñería.

Su refugio ante tanto rechazo e incomprensión lo encontraba en las páginas de libros que le enseñaban universos donde la diversión y la alegría no tenían límites, y, sobre todo, en la presencia de unos pequeños seres con los que podía ser ella misma sin tener que ocultarse ni mostrarse de una forma de la que no era. Los juguetes de su habitación la acompañaban durante horas y horas, convirtiéndose en compañeros de baile, fieles oyentes de sus más íntimos secretos y comensales de su mesa a la hora del té.

Tal era la dicha que Marla experimentaba con estos pequeños seres que su único anhelo era poder convertirse algún día en uno de ellos y que su felicidad nunca tuviera final.

Un día, el deseo se hizo tan fuerte que llegó a los oídos de un Hada Madrina, que decidió aparecerse en su habitación sin avisar para que, por fin, su sueño pudiera hacerse realidad. Con su ayuda, Marla podría convertirse en juguete y ser una más de la pandilla, pero, eso sí, debería pasar una serie de pruebas al final del día para volver a ser la niña de carne y hueso que siempre había sido.

Gracias a esta Hada Madrina tan bondadosa, Marla pudo pasar una infancia que nunca olvidará y en la que aprendió que todo lo que se desea de verdad con el corazón puede llegar a convertirse en realidad. Este regalo tan especial que este Ser Mágico le concedió sería un favor que Marla siempre guardaría en lo más profundo de su alma.

Ahora, junto a su inseparable Hada Madrina, tiene un propósito al que no renunciará hasta hacerlo realidad; dar la oportunidad a todos los niños y niñas de poder convertirse en un juguete más de su habitación mágica y vivir todo lo que ella tuvo la oportunidad de vivir. Eso sí, deberán tener cuidado y superar todas las pruebas antes de que llegue la noche si no quieren vivir como juguetes para el resto de sus vidas.