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'El misteri de Houdini': magia, humor y 'escape-room' infantil

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Eduardo de Vicente

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Harry Houdini fue, probablemente, el primer mago de la historia que alcanzó una fama mundial gracias a sus sorprendentes números de escapismo y sus trucos inexplicables. Casi un siglo después de su muerte, su figura ha sido resucitada para un simpático espectáculo de prestidigitación, humor y escape-roompor la compañía Microescape Kids, que ya firmó un montaje similar titulado Escuela de Magia pero ahora presentan un espectáculo más completo y sofisticado, El misteri de Houdini, en el Jove Teatre Regina.

La experiencia consta de dos partes de unos 25 minutos de duración aproximada y se puede disfrutar entera (lo más recomendable) o tan solo una de ambas a diferentes horarios. Es conveniente advertir que las últimas sesiones pueden ir con un poco de retraso si en las anteriores los enigmas no se han resuelto rápido. Una música de misterio ameniza la espera en el vestíbulo y nos pone en situación.

El mago, la baronesa y la joya

Finalmente entramos en el teatro y nos sentamos en la platea acompañados por otros padres con sus hijos. Algunos de estos últimos con una edad superior a la esperada y que tienen pinta de haberse recorrido todas las escape de la ciudad. El escenario está ocupado por cuatro pancartas alargadas de tela de diferentes animales (serpiente, dragón, escorpión y rata), al fondo vemos una serie de enchufes colgando de unos cables y, a la izquierda una misteriosa caja de madera. Nuestro interlocutor se nos presenta como Harry Houdini y hace un par de trucos con una cuerda roja y reclama la complicidad de un voluntario para hacer un juego de enredo divertido e ingenioso.

A continuación descubre que, entre el público, se encuentra una famosa baronesa y la invita a subir al escenario para ayudarle. Es una mujer ansiosa por demostrar sus dotes para cantar (limitadas y algo risibles) y presumir de su valiosa joya, La Lágrima de la Rosa que el prestidigitador pretende utilizar para una de sus habituales desapariciones con posterior reaparición. Pero algo no sale bien y descubrimos a otro personaje (cuya identidad mantendremos en secreto) que solicitará nuestra ayuda para hallar el diamante. Para ello deberemos descubrir las claves ocultas en una tarjeta que nos facilita y poder abrir la caja en la que (teóricamente) se encuentra. Fin de la primera parte.

Enigmas en el camerino

Quienes contraten también la continuación serán guiados por July, una periodista amiga del mago que nos conducirá por un estrecho pasillo de bombillas hasta los camerinos (¡cuidado con las escaleras!). Están repletos de objetos: los imprescindibles espejos con bombillas de colores, pelucas, atrezzo, un teléfono, carteles de Houdini, un jarrón con un ramo de flores, entre otros (algunos solo están para despistar). Los niños deben sentarse en el suelo y participar más activamente que los adultos que deben quedarse en los taburetes y el sofá, pero no se resisten a estarse quietos.

La chica nos explica lo sucedido a una velocidad vertiginosa. Houdini se ha quedado encerrado en su cuarto y, para rescatarlo, deberemos encontrar la combinación exacta de números para lo cual tendremos que hallar las respuestas buscando las pistas en los lugares más insospechados del camerino. Si finalmente lo conseguimos, nuestra misión aún no habrá acabado ya que tendremos que contribuir a desvelar una misteriosa farsa que guarda relación con lo que hemos visto en la primera parte, como si fuera una especie de Pel davant i pel darrera.

Pequeños policías y actores coordinados

Los peques se convierten en policías gracias a unos sombreros y unos bigotes para contribuir a la resolución del caso (por cierto, que la integridad de uno de los actores peligra debido a la efusividad de algunos “agentes del orden”). En el tramo final asistiremos a una revelación explosiva pero nos advierten que no debe hacerse pública y nos hacen prometer que no la difundiremos. ¡Lástima! Para una vez que conseguimos una exclusiva bomba… Esta segunda parte ha sido tan rápida que casi ni nos hemos dado cuenta y nos ha sabido a poco.

Hay que tener en cuenta que ambas representaciones se producen simultáneamente y guardan relación entre ambas, lo que exige una total coordinación para que los actores puedan llegar a tiempo a las dos, lo que explica las prisas que tiene la reportera para que resolvamos los acertijos en unos minutos concretos (un reloj digital en los camerinos imaginamos que va marcando las pautas). Algunos chicos se quedan un poco a medias porque no han tenido el placer de ver al auténtico delincuente entre rejas y darle su merecido, pero deben reconocer que se han tenido que esforzar y pensar para resolver todos los misterios.

La promesa que no debimos hacer...

Es un espectáculo muy original y divertido que, quizás, quiere abarcar demasiado en la segunda parte, repleta de misiones por cumplir, algo complejo en tan pocos minutos y con tantos críos chillando, pero que resulta un entretenimiento más que útil para que utilicen sus neuronas, aprendan a darle vueltas a su imaginación y se lleven a casa un secreto del que a muchos nos gustaría escribir… Pero hemos dado nuestra palabra de no hacerlo ¿en qué estaríamos pensando?